Este domingo se celebra la 50ª Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales.
Aunque tenía el propósito de escribir esta entrada
desde que conocí la historia de su protagonista, Enmanuela John, la celebración
de la jornada de hoy constituye la excusa oportuna para, al mismo tiempo,
homenajear al periodista autor del artículo dedicado a Enmanuela, Aberto Rojas,
enviado especial del diario El Mundo en Sudán del Sur y a todos los demás
profesionales de los medios de comunicación que, tantas veces, con riesgo de
sus propias vidas, nos permiten conocer la dolorosa e inhumana situación en la
que viven tantos niñ@s, jóvenes y adultos en los lugares más pobres y
conflictivos de nuestro mundo.
Como decía, esta entrada tiene el propósito de
agradecerles su dura pero imprescindible labor de divulgación y denuncia de
tantas situaciones de injusticia como existen en nuestro mundo, entre ellas, la
esclavitud infantil.
Pues bien, el artículo escrito por Alberto Rojas titulado
“Un sobresaliente en el infierno”, que apareció publicado en la edición digitaldel diario El Mundo del pasado lunes, 2 de mayo, no sólo profundiza en la
situación en que la guerra que viene sufriendo Sudán desde el año 2013 está
afectando a la infancia, en particular, al privar a l@s niñ@s y jóvenes del
país a sus derechos esenciales a la protección de su vida, a su desarrollo
familiar y a la educación, sino que tiene el valor singular de destacar como,
aún en medio de una situación tan dura e inhumana, se desarrollan vidas que
constituyen un auténtico ejemplo para todos nosotros.
Este es el caso de Enmanuela John, una joven que hoy tiene
18 años y que ha sufrido en carne propia la dureza y la crueldad de la guerra
que destruye su país, guerra que dividió a su familia, separándola de sus
padres y obligándole a huir de su pueblo de origen hace dos años, junto con sus
6 hermanos, a los que, desde entonces, debe cuidar. Sin embargo, esta situación de extrema dureza no ha
vencido a Enmanuela, que ha conservado intactas sus ganas de aprender.
Así es. Tal y como se nos da a conocer en el artículo
al que nos referimos, Enmanuela camina cada día varias horas para asistir a
clase y, después de atender a sus hermanos, a partir de las siete de la tarde,
cuando todos ya duermen, estudia tres horas cada jornada sirviéndose para ello
de la luz de su móvil, pues en la aldea para refugiados en la que vive, no hay
luz eléctrica, utilizando para escribir el papel higiénico de su letrina.
A pesar de esas circunstancias, Enmanuela ha
conseguido obtener la calificación más alta en el examen de acceso a secundaria
en el Estado del Alto Nilo.
Y quiere seguir estudiando. Confía en que pueda ser
evacuada a Kenia para continuar sus estudios y poder, algún día, llegar a ser
médico que, según se recoge en la entrevista que Alberto Rojas le realizó, es
su sueño, pues es lo que su país necesita.
Sin duda, el testimonio de Enmanuela
tiene un valor fundamental. No sólo como ejemplo humano de tesón, constancia y
sacrificio, sino como llamada de atención para seguir luchando contra la
esclavitud que afecta a tantos niños y jóvenes de nuestro mundo, pues, como la
propia Enmanuela mantiene en la entrevista, todos los niños deberían volver a
la escuela cuanto antes y no verse privados, muchas veces por sus propios
padres, de su derecho a la educación como consecuencia de la guerra, la pobreza
o las desigualdades de género como consecuencia de las cuales se ven
convertidos en niños soldados o sometidos a la esclavitud sexual y los
matrimonios forzosos.
Enhorabuena Emmanuela, Gracias Alberto.
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