Hoy, 16 de Abril de 2020, se
cumplen 25 años del asesinato de Iqbal Mahib, ese pequeño héroe, sólo por su
edad, que fue vendido con 4 años por su padre a un fabricante de alfombras, a
quien ni los malos tratos físicos, ni la falta de alimentación, ni las jornadas
extenuantes de más de 12 horas atado al telar, quitaron las ganas de soñar…
Soñar con escapar. Soñar con
liberar a sus compañeros. Soñar con ser abogado, para que, nunca más, hubiera
en el mundo ningún niño o niña esclavos.
Veinticinco años después nos
corresponde a nosotros trabajar para hacer realidad su sueño, que él no pudo
ver cumplido, completamente, al ser asesinado a los 12 años por la mafia de los
fabricantes de alfombras, después de escapar, denunciar las condiciones de vida
inhumanas a las que eran sometidos y liberar a sus compañeros.
Y ello porque,
desgraciadamente, todavía hoy, la esclavitud infantil sigue siendo una
realidad. Según cifras oficiales de la OIT, aproximadamente, unos 168 millones
de niñ@s, entre 5 y 17 años, son explotados laboralmente, muchos de ellos en
condiciones de auténtica esclavitud.
Estas son las cifras
oficiales. La realidad, desgraciadamente, las multiplica por tres, pues según
Naciones Unidas, por cada víctima identificada, existen, al menos, otras tres
reales.
En este año excepcional, se
cumple también otro aniversario, 50 años de la fundación de Misiones
Salesianas, entidad sin ánimo de lucro que, desde 1.970, trabaja para el
rescate, la recuperación y la promoción de los niños, las niñas y los jóvenes
más vulnerables en 134 países del mundo.
Según los datos que se
manejan por esta entidad, se estima que más de 220 millones de niños y
niñas son objeto de alguna forma de explotación sexual, en condiciones, en
muchos casos, de esclavitud y, siempre, explotadas como consecuencia de sus
paupérrimas condiciones de vida.
Hoy queremos daros a conocer
la labor que los misioneros salesianos vienen realizando en uno de los países
más pobres del mundo, Sierra Leona, desde el año 2016, recogiendo a las
niñas y adolescentes de las calles de la capital y ofreciéndoles la
oportunidad de cambiar de vida: un reconocimiento médico, un techo, ropa
limpia, agua, comida y, sobre todo, la oportunidad de hacer realidad sus
sueños, dejando atrás esa vida y volviendo a estudiar o aprender un oficio.
Desde que comenzó este
programa, dirigido a menores de entre 9 y 17 años y denominado Girls Os+
(Refugio para chicas+), casi 500 menores han sido salvadas de la prostitución.
El objetivo es que a partir
de ahora, con la construcción del nuevo Don Bosco Fambul (4 edificios a las
afueras de Freetown para albergar algunos de los programas de atención a la
infancia que llevan a cabo los Salesianos), 300 chicas al año puedan dejar las
calles y salir de la prostitución gracias a la escuela (150 de ellas) y a
aprender un oficio (otras 150, las más mayores).
Una de las menores liberadas
por los salesianos es Augusta Ngombu, quien se formó como cocinera, hoy
tiene su propia empresa de catering y da clases de cocina a otras chicas.
En Febrero, contó su
testimonio en el Parlamento Europeo, reclamando la atención de las autoridades
respecto de las víctimas de la explotación sexual de menores y pudo también
visitar al Papa, a quien entregó el documental elaborado por Misiones
Salesianas, con el título "Love", que refleja su testimonio y el de
otras chicas liberadas por los misioneros salesianos.
En este día de aniversario
en confinamiento, os animamos a ver el documental Love,que está a vuestra
disposición en la página web misionessalesianas.org y en el canal de esa
entidad en Youtube, pues, como afirma el misionero Jorge Crisafulli,
responsable de Don Bosco Fambul, la primera forma en la que podemos contribuir
a erradicar esta forma de explotación es conocerla y darla a conocer a las
personas de nuestro entorno, por ejemplo, difundiendo el documental "Love".
Sólo así, desde el
conocimiento, se puede hacer algo para cambiar esta situación que en el mundo
afecta a más de 220 millones de menores de edad, la mayoría niñas y
adolescentes.
Otra forma de contribuir es
la oración, que en esta parte del mundo Jorge dice que es la que parece más
complicada, pero curiosamente resulta la más efectiva, porque él siempre cuenta
que cuando hay algún problema y todos se ponen a rezar, la providencia aparece
en forma de una persona que lleva comida a Fambul, un donativo que llega desde
cualquier parte del mundo y que permite saldar una deuda… La oración es
fundamental.
La tercera forma de
contribuir a la erradicación de la esclavitud infantil es la ayuda económica
para que sus víctimas puedan ser recuperadas, reciban educación y puedan
formarse para llevar una vida digna. Teniendo en cuenta que con 1 euro una
persona come dos veces al día en Sierra Leona podemos hacernos una idea de lo
fácil que es ayudar, ya que con lo que aquí nos gastamos en una factura mensual
de móvil allí se paga un año de escuela para un alumno de Secundaria con todos
los materiales escolares incluidos.
Pero todavía hay otra forma
de contribución: Jorge siempre invita a todos a ir allí, cada uno con sus
talentos, a ofrecer su tiempo como voluntario para escuchar, jugar… no hace
falta ser doctor universitario, cualquier persona con sensibilidad por estas
chicas les hará mucho bien.