miércoles, 28 de agosto de 2013

Vendida de niña para ser explotada sexualmente

Recientemente, la ONGD Manos Unidas ha hecho pública una noticia. En ella se recoge el testimonio de Anamika, una niña de la ciudad de Ranchi (situada en Jharkhand, al norte de India) que fue vendida cuando tenía poco más de 12 años para ser explotada sexualmente.

Del testimonio de Anamika se puede extraer algunos fragmentos que nos pueden dar qué pensar sobre las causas de este tipo de explotación: "Mi madrastra nunca me quiso y un día, aprovechando la ausencia de mi padre, entró en contacto con unos de esos hombres que aparecen de vez en cuando por la aldea, y que siempre terminan llevándose a alguna niña con ellos. Esa vez la niña fui yo. Mi madrastra me vendió por unas rupias, que iban a solucionar, en parte, algunos problemas económicos que teníamos. El hombre nos dijo que yo iba a ir a la ciudad, a trabajar en una casa donde me iban a tratar muy bien…
¡Mentira! Sí que me emplearon en una casa, pero de masajes… A partir de ahí empezó un calvario que prefiero no contaros. Durante meses, me vi encerrada, trabajando a todas horas, a demanda de los hombres que venían al local."

Desgraciadamente, este no es el único caso, sino que son millones de niñas las que en todo nuestro planeta son explotadas sexualmente con fines comerciales. En esta línea, hace sólo unos meses (mayo de 2013) se publicó el informe "Breaking the silence on violence against Indigenous Girls, adolescents and young women : A call to action based on an overview of existing evidence from Africa, Asia Pacific and Latin America", elaborado por UNICEF, UN Women, UNFPA, ILO y OSRSG/VAC. Este informe indica que la explotación sexual a mujeres menores está presente en las tres regiones estudiadas (África, Ásia-Pacífico y Latino América). Destaca la idea de que la esclavitud infantil, en términos generales, y la explotación sexual, más concretamente, se intensifican en el caso de la población indígena. Tal es el caso, por ejemplo de las jóvenes (entre 12 y 16 años) de la región de Mekong, Tailandia, que representan la mayor parte de las víctimas del tráfico de personas, principalmente para explotación sexual.

Resulta sorprendente que según este informe, más del 90% de los países han desarrollado mecanismos legales para prohibir la explotación sexual de menores (incluida la prostitución). Sin embargo, parece ser que estas medidas gubernamentales no evitan que gran cantidad de menores (mayoritariamente niñas) sigan siendo vendidas y explotadas.

En el caso de Anamika, con la que comenzábamos esta entrada, el final ha sido mejor que el de otras muchas niñas. En una redada policial, la presencia de personal de una ONG ha permitido su liberación y su reinserción. Tal es el objetivo del "Programa para la reducción del tráfico de niñas", que cubre 30 aldeas del distrito de Bero, al oeste de Ranchi  y que está financiado por Manos Unidas. Este, pretende alcanzar unos ambiciosos objetivos a lo largo de los tres años que tiene por duración: "las niñas y mujeres ya organizadas, y debidamente formadas y reforzadas en sus propias capacidades, conocerán sus derechos, serán conscientes de su dignidad de personas, y sabrán como defenderse de los peligros que las rodean".

Esperamos que así sea.