miércoles, 13 de junio de 2018

"The unescape room" ¿Sigues pensando que la esclavitud infantil es solo una cifra?


La campaña que Unicef ha lanzado este año para conmemorar y concienciar el 12 de Junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil ha hecho que muchas personas se pregunten ¿Si serían capaces de aguantar trabajando 12 horas en una mina de oro? Y sobre todo que hay en esta situación en el mundo unos 151 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años que se ven obligados a trabajar de manera esclava. De estos niños hay más de 73 millones en situación de explotación infantil, en extrema pobreza.

Como concienciación,  Unicef ha optado por desarrollar una campaña denominada "The unescape room", un escape room que ha hecho que grupo de ciudadanos españoles entre en un juego que trata sobre ésta temática, haciendo ver la dureza de la esclavitud infantil en carne propia.




                           https://www.unicef.es/theunescaperoom


Tú quizá puedas escapar de tus miedos pero ellos siguen trabajando sin descanso durante 12 horas todos los días con todo tipo de abusos. En minas, ensamblando móviles, explotados sexualmente, en fábricas. Hasta cuando no vamos a decir ¡basta ya! Son números, cifras que hacen que nuestro consumo sin fin sea cada más voraz. Os invitamos a que conozcáis esta campaña y que la compartáis en redes sociales y en vuestros ambientes. Merece la pena que escapemos de la indiferencia.



        ¿Sigues pensando que solo son una cifra?

Wissam Ahmad, de vuelta de la guerra


Wissam Ahmad se parece a cualquier otro joven de su edad: intenta cuidar su imagen con lo que viste y con su peinado. A simple vista, nada hace presagiar la experiencia que vivió como niño soldado.
En un artículo de El País se narra la historia de este joven de 17 años que a los 12 fue forzado a combatir por las milicias de Al Nusra, un grupo armado cercano al Daesh.

Wissam nació en 2001 en Al-Ghariyah al-Gharbiyah, un pueblo de la provincia de Daraa, al suroeste de Siria. Allí vivía con su familia, no muy lejos de la frontera con Jordania, y le gustaba jugar con sus amigos, ver los partidos de fútbol, estudiar. “Lo normal para un chico de 10 años”, como él dice. Vivía feliz y nunca se habría imaginado que la guerra le cambiaría la vida. Esto llegó repentinamente cuando los milicianos  obligaron a las niñas a encerrarse en casa y a las mujeres a taparse. Las clases fueron suspendidas y las aulas se convirtieron en almacenes de armas y centros para el entrenamiento militar de niños. Wissam no pudo decir que no y pasó cinco meses recibiendo formación junto a una veintena de otros niños sobre cómo disparar o esconderse en caso de un ataque de un avión. A principios de 2014 huyó a Jordania con su familia, donde todavía reside, tras sufrir un bombardeo en el que perdió la pierna derecha. Con ayuda, ha vuelto a estudiar y se está esforzando para ser actor de teatro, pero no sabe adónde le llevará el futuro.

UNICEF denuncia que todas las partes implicadas en el conflicto en Siria reclutan a menores entre sus filas, no solamente para tareas auxiliares, sino también para la línea de frente, aunque admite que es muy difícil recabar datos fiables sobre el tema.

Afortunadamente, hay proyectos como Yo No que dan a conocer estas realidades y permiten que los jóvenes crezcan en tolerancia y respeto. A continuación, se puede ver un vídeo resumen de las actuaciones de este proyecto, entre las que se encuentran las charlas que ofrece Wissam sobre su historia: