11 de Abril. Cuarentena. Después de dos días de cierre
comercial por las festividades de Jueves Santo y Viernes Santo, hoy, sábado,
abrirán, de nuevo, los supermercados y tiendas de alimentación. Actividades
esenciales. Así lo son. Y no sólo para garantizar nuestro abastecimiento de
productos básicos sino también, como veremos, para otr@s personas que viven muy
lejos de nuestro supermercado más cercano.
De acuerdo con las estadísticas que vienen publicando
distintos medios de comunicación, los artículos más comprados por los españoles
tras dos semanas de estado de alarma no son ya el papel higiénico o el arroz,
sino la cerveza, el vino y el chocolate.
Así, según se desprende del estudio realizado por la
revista de consumo Inforetail que cuenta con el apoyo de ASEDAS (Asociación
Española de Abastecedores, Self-Sevicio de Tiendas y Supermercados), el consumo
de chocolate experimentó un incremento del 79,04% con respecto a las dos
primeras semanas de confinamiento.
De acuerdo con los estudios realizados por expertos en
psicopatología, el consumo de dulces produce un efecto terapéutico al dar lugar
a la liberación de endorfinas, aliviando, de esta forma, la sensación de
ansiedad.
Bueno, ¿y por qué no convertir este aumento del
consumo de chocolate en terapéutico también para otros? Es lo que os proponemos
en este artículo.
Según datos obtenidos por UNICEF,
hay alrededor de 200.000 niños esclavos en la industria del cacao
en África occidental. Esta región abarca el 70% de la producción mundial,
un sector que emplea a 2,2 millones de niños.
Y ¿Cómo podemos mantener el consumo de este producto
sin contribuir al enriquecimiento de quienes lo obtienen valiéndose del empleo
de mano de obra infantil? Pues, sin duda, optando por comprar chocolate de
consumo justo.
Hoy os vamos a acercar a una de estas marcas de
consumo justo, TonyChocolonely, que surgió del trabajo
de investigación y denuncia de sus dueños, tres periodistas holandeses,
Teun Van Der Keuken, Maurice Dekkers y Roland Duong, quienes, en 2005,
produjeron un programa para la televisión con el objeto de dejar al
descubierto la explotación infantil que existe en la industria del cacao.
Todo comenzó cuando uno de
ellos, Maurice Dekkers, leyó en la pagina 11 de un periódico local una noticia
sobre la venta de niños esclavos en un mercado de Mali. El hecho le pareció tan
dramático como merecedor de aparecer en la primera página de cualquier
periódico, así que él y sus compañeros se pusieron manos a la obra con su
investigación.
Se trasladaron a Mali y allí
conocieron, en primera persona, a las víctimas de ese tráfico inhumano. Niños
separados de sus familias y vendidos para ser explotados en la recolección del
cacao. Incapaces de negarse a trabajar porque, en otro caso, eran objeto del
maltrato físico de sus captores. Recibiendo una sola comida al día y sin poder
faltar al “trabajo” aun estando enfermos.
Concretamente, los tres
periodistas entraron en contacto con una de estas víctimas, Kam Sami Felix, que
logró huir hasta Burkina Faso, donde contó su historia a las autoridades,
testimonio que se ve completo en el documental “The Chocolate case”, en el que se recoge no sólo el resultado de su investigación y el
testimonio de las víctimas de esta explotación, sino, además, la propia historia de la iniciativa desarrollada por estos tres periodistas, quienes,
al ver el hermetismo y la resistencia a sus denuncias de las multinacionales de
la industria del chocolate, decidieron invertir sus ahorros en crear su propia marca, todo con el objetivo de hacer posible la comercialización de barritas y tabletas de chocolate 100% libres de esclavitud infantil.
Así es como
nació Tonys Chocolonely, en la
actualidad, la marca de chocolate de comercio justo más famosa de los Países Bajos y, esperemos que, a través de la divulgación de su
historia y de su marca, podamos conseguirlo también en España.
Os animamos a ver el documental
(os dejamos el tráiler) y a adquirir sus productos online y conocer lo que
hacen visitando su web.
Con ello, nuestro consumo de
chocolate será definitivamente terapeútico y, de paso, invertiremos ese tiempo
que nos proporciona el confinamiento en acercarnos a testimonios tan solidarios
y esperanzadores como el de estos tres periodistas y el de los consumidores que
les respaldan con cada compra.
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