miércoles, 25 de mayo de 2016

Plantaciones de Tabaco en Indonesia

“Indonesia es el quinto mayor productor de tabaco del mundo, con más de 500.000 plantaciones, en las que miles de niños, algunos de apenas 8 años, trabajan en condiciones peligrosas”, señaló Human Rights Watch en un informe publicado el 25 de mayo de 2016, “The Harvest is in My Blood’: Hazardous Child Labor in Tobacco Farming in Indonesia” (Llevo la cosecha en la sangre’: trabajo infantil peligroso en el cultivo del tabaco en Indonesia”). 

Human Rights Watch llevó a cabo una importante investigación de campo en cuatro provincias de Indonesia, incluidas las tres que representan casi el 90 por ciento de la producción anual de tabaco del país: Java Occidental, Java Central y Nusa Tenggara Oriental. El informe está basado en las entrevistas realizadas a 227 personas, entre ellas 132 niños trabajadores del tabaco, de entre 8 y 17 años. 

La mitad de los niños entrevistados señalaron haber sufrido náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareos, síntomas coincidentes con la intoxicación aguda por nicotina por absorber la sustancia tóxica a través de la piel, manejar químicos tóxicos, utilizar herramientas cortantes, levantar pesadas cargas y trabajar bajo un intenso calor. Los efectos a largo plazo aún no han sido estudiados, pero investigaciones sobre el consumo de tabaco sugieren que la exposición a la nicotina durante la infancia y la adolescencia puede afectar al desarrollo del cerebro y producir efectos crónicos para la salud, tales como problemas respiratorios, cáncer, depresión, déficit neurológico y problemas de salud reproductiva.

“Ayu”, una niña de 13 años, asegura que todos los años vomita cuando cosecha tabaco en las plantaciones en su pueblo cerca de Garut, en Java Occidental: “Vomitaba cuando estaba muy cansada de recoger y cargar las hojas de tabaco. Vomité muchas veces”.

Muy pocos de los niños entrevistados, o sus padres, estaban al corriente de los riesgos para la salud o habían recibido capacitación sobre medidas de seguridad. El gobierno de Indonesia debería lanzar una amplia campaña educativa para promover la concienciación sobre los riesgos para la salud que afrontan los niños que trabajan en la cosecha del tabaco, recomendó Human Rights Watch.

Las mayores compañías que operan en Indonesia incluyen a tres fabricantes de productos tabacaleros – PT Djarum, PT Gudang Garam Tbk y PT Nojorono Tobacco International – además de dos empresas de tabacaleras multinacionales: PT Bentoel Internasional Investama, controlada por British American Tobacco, y PT Hanjaya Mandala Sampoerna Tbk, de Philip Morris International. Otras empresas indonesias y extranjeras también compran tabaco cultivado en Indonesia.

Las empresas tabacaleras indonesias y extranjeras compran el tabaco cultivado en el país, pero ninguna hace lo suficiente para asegurarse de que los niños no desempeñen labores peligrosas en las plantaciones que están en su cadena de suministro. El gobierno de Indonesia debería regular la industria para garantizar la rendición de cuentas.

“Las compañías tabacaleras están ganando dinero a costa de la salud de los niños trabajadores de Indonesia”, “Las compañías de tabaco no deberían contribuir al uso de trabajo infantil peligroso en sus cadenas de suministro”dijo Margaret Wurth, investigadora sobre derechos del niño de Human Rights Watch y coautora del informe.


Human Rights Watch compartió sus hallazgos con 13 compañías, de las cuales 10 respondieron. Ninguna de las cuatro empresas indonesias ofrecieron una respuesta detallada y completa, y las dos mayores, Djarum y Gudang Garam, ni siquiera respondieron a pesar de nuestros repetidos esfuerzos por contactarlas.

Human Rights Watch no pudo encontrar ninguna evidencia de que las empresas indonesias tomen medidas para prevenir el trabajo infantil en sus cadenas de suministro y no mantuvieron una correspondencia detallada ni accedieron a reunirse con representantes de Human Rights Watch.

Desde este blog, queremos aplaudir a organizaciones como Human Rights Watch, por la labor que realizan de investigación, documentación y denuncia de la esclavitud infantil que afecta a millones de niños en todo el mundo e instar a los gobiernos y organismos internacionales a que se impliquen eficaz y decididamente en la erradicación de la esclavitud infantil.

Para conocer más esta realidad, sugerimos ver este video



domingo, 15 de mayo de 2016

Minerales de guerra

"Minerales de guerra". Este es el título que tomamos prestado de un interesante documental de RTVE para esta entrada. En ella vamos a hablar de la problemática de los minerales tan importantes para la sociedad actual, repleta de dispositivos electrónicos (ordenadores, smartphones, smart TVs, etc...), y que tanto daño provocan a los países que disponen de ellos.

Podría pensarse que el poseer en el subsuelo grandes cantidades de estos materiales tan necesarios hoy en día convertiría en rico a cualquier país del mundo. No es así para los países que no están en Europa o Norteamérica. Tal es el caso de la República Democrática del Congo, país protagonista del documental antes mencionado y que cuenta con una de las principales reservas de coltán, sobre las que ya hemos hablado en entradas anteriores de este blog.

En esta ocasión, nos hacemos eco de una campaña que lanza Amnistía Internacional en la que se indica que la República Democrática del Congol es muy rica en recursos no sólo por el coltán, sino porque la mitad del cobalto del mundo procede de sus minas.



Esta campaña, titulada "¿HAY TRABAJO INFANTIL DETRÁS DE LOS DISPOSITIVOS DE APPLE?", denuncia que los mineros que extraen este cobalto (incluyendo tanto adultos como niños), trabajan en túneles de más de 30 metros de profundidad sin ningún tipo de seguridad y sin apenas aire. el dato que arroja Amnistía Internacional es de que 40.000 niños y niñas, de entre 7 y 15 años, trabajan en la minería en este sector. Otro dato escalofriante, que nos da una idea de las peligrosas condiciones en las que trabajan, es que se calcula que al menos 80 mineros murieron el año pasado sacando cobalto, pero podrían ser muchos más porque las estadísticas no son fiables.

También se presentan algunos testimonios como el de Paul, de 14 años, quien indica lo siguiente: “Pasaba a menudo 24 horas abajo, en los túneles de la mina. Llegaba por la mañana y me iba a la mañana siguiente.” También se presenta el caso de Mathy, de 12 años, que presenta además las circunstancias en que los menores intentan practicar la minería donde no está permitido: “Los guardias de seguridad nos pidieron dinero, pero no teníamos... Ellos cogieron a mi amigo y le empujaron a un tanque que tenía gasóleo. Lloré. Yo tenía miedo, conseguí correr, escapar y esconderme, pero vi lo que pasó”.

Este trabajo, como ya hemos puesto en evidencia para otras situaciones, no contribuye a generar riqueza ya que los salarios oscilan entre 1 y 2 dólares diarios, con lo que estos trabajadores no tienen opciones de salir del círculo de la pobreza, pese al gran esfuerzo que supone (jornadas interminables, acarrear pesos que en ocasiones superan el propio peso del menor que lo transporta, etc.).

Además, la minería artesanal expone a los niños y niñas al abuso físico, la explotación sexual y la violencia. Son tan escasas las zonas habilitadas por el gobierno para los mineros artesanales que los niños intentan trabajar en las zonas controladas por las empresas mineras.

Una vez más, si analizamos con detalle toda la cadena, nos damos cuenta de que en el otro extremo estamos nosotros; consumidores de los países desarrollados. Como se indica en esta campaña, el cobalto extraído por niños se compra y se vende sin que empresas como Apple se pregunten cómo, dónde y en qué condiciones se extrae. No investigar la cadena de suministro es una vergüenza empresarial.

Por eso animamos a unirse a esta denuncia, firmando y de esta manera hacer llegar a los responsables de esta compañía (más concretamente a Tim Cook, Director Ejecutivo de Apple) nuestro profundo rechazo a la esclavitud infantil. También se exige que investiguen su cadena de suministro para eliminar los atropellos a los derechos humanos y reparar el daño causado.

domingo, 8 de mayo de 2016

Sobresalientes en Sudán.


Este domingo se celebra la 50ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Aunque tenía el propósito de escribir esta entrada desde que conocí la historia de su protagonista, Enmanuela John, la celebración de la jornada de hoy constituye la excusa oportuna para, al mismo tiempo, homenajear al periodista autor del artículo dedicado a Enmanuela, Aberto Rojas, enviado especial del diario El Mundo en Sudán del Sur y a todos los demás profesionales de los medios de comunicación que, tantas veces, con riesgo de sus propias vidas, nos permiten conocer la dolorosa e inhumana situación en la que viven tantos niñ@s, jóvenes y adultos en los lugares más pobres y conflictivos de nuestro mundo.

Como decía, esta entrada tiene el propósito de agradecerles su dura pero imprescindible labor de divulgación y denuncia de tantas situaciones de injusticia como existen en nuestro mundo, entre ellas, la esclavitud infantil.

Pues bien, el artículo escrito por Alberto Rojas titulado “Un sobresaliente en el infierno”, que apareció publicado en la edición digitaldel diario El Mundo del pasado lunes, 2 de mayo, no sólo profundiza en la situación en que la guerra que viene sufriendo Sudán desde el año 2013 está afectando a la infancia, en particular, al privar a l@s niñ@s y jóvenes del país a sus derechos esenciales a la protección de su vida, a su desarrollo familiar y a la educación, sino que tiene el valor singular de destacar como, aún en medio de una situación tan dura e inhumana, se desarrollan vidas que constituyen un auténtico ejemplo para todos nosotros.

Este es el caso de Enmanuela John, una joven que hoy tiene 18 años y que ha sufrido en carne propia la dureza y la crueldad de la guerra que destruye su país, guerra que dividió a su familia, separándola de sus padres y obligándole a huir de su pueblo de origen hace dos años, junto con sus 6 hermanos, a los que, desde entonces, debe cuidar. Sin embargo, esta situación de extrema dureza no ha vencido a Enmanuela, que ha conservado intactas sus ganas de aprender.

Así es. Tal y como se nos da a conocer en el artículo al que nos referimos, Enmanuela camina cada día varias horas para asistir a clase y, después de atender a sus hermanos, a partir de las siete de la tarde, cuando todos ya duermen, estudia tres horas cada jornada sirviéndose para ello de la luz de su móvil, pues en la aldea para refugiados en la que vive, no hay luz eléctrica, utilizando para escribir el papel higiénico de su letrina.


A pesar de esas circunstancias, Enmanuela ha conseguido obtener la calificación más alta en el examen de acceso a secundaria en el Estado del Alto Nilo.

Y quiere seguir estudiando. Confía en que pueda ser evacuada a Kenia para continuar sus estudios y poder, algún día, llegar a ser médico que, según se recoge en la entrevista que Alberto Rojas le realizó, es su sueño, pues es lo que su país necesita.

Sin duda, el testimonio de Enmanuela tiene un valor fundamental. No sólo como ejemplo humano de tesón, constancia y sacrificio, sino como llamada de atención para seguir luchando contra la esclavitud que afecta a tantos niños y jóvenes de nuestro mundo, pues, como la propia Enmanuela mantiene en la entrevista, todos los niños deberían volver a la escuela cuanto antes y no verse privados, muchas veces por sus propios padres, de su derecho a la educación como consecuencia de la guerra, la pobreza o las desigualdades de género como consecuencia de las cuales se ven convertidos en niños soldados o sometidos a la esclavitud sexual y los matrimonios forzosos.

Enhorabuena Emmanuela, Gracias Alberto.