viernes, 28 de abril de 2017

NIÑOS SIRIOS: REFUGIADOS Y ESCLAVOS

Sin duda, una de las realidades que mayor estupor nos produce en el momento actual es la guerra de Siria, la sangría continua de millones de vidas inocentes que está provocando y el calvario de los ciudadanos sirios que se ven obligados a abandonar su hogar y su país para encaminarse hacia la supervivencia, estrictamente física, en algún campo de refugiados.

Según los datos divulgados por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 3 de cada 4 ciudadanos sirios han tenido que abandonar su hogar. Ello supone una cifra superior a 13 millones de personas, de los cuales, 4,8 millones, según las mismas fuentes de ACNUR, se han visto obligados a instalarse en campos de refugiados existentes en Líbano, Jordania o Turquía. Más de la mitad de estas personas son niños.

Pues bien, aunque resulte difícil imaginar una situación más dolorosa que la de estos niños, desplazados y privados de su infancia, primero, por la guerra y, luego, por su condición de refugiados, lo cierto es que la investigación desarrollada por periodistas del programa documental Panorama de la BBC, ha dado a conocer que la situación de más de medio millón de estos niños es, si cabe, todavía más inhumana.

En efecto, en el documental producido por la cadena británica, se afirma que, más de medio millón de niños sirios en Turquía, de entre 5 y 14 años, son sometidos a jornadas de más de 12 horas diarias de trabajo, en condiciones de esclavitud, sin medidas de seguridad de ninguna clase, en talleres textiles clandestinos para obtener un exiguo “salario” de poco más de 1 dólar por hora, con el que contribuir a mantener a sus familias.

Estos productos textiles son adquiridos por proveedores que contratan con marcas de gran envergadura, tanto británicas (Marks&Spencer) como españolas (Mango o Zara).

                            
                    Foto Documental BBC Niños en talleres en Estambul

Conocidas tales denuncias por los responsables de las citadas empresas, todas ellas han rechazado las imputaciones que se les atribuyen, aludiendo a que se trata de subcontratistas con los que no tienen relación contractual directa.

Link de la noticia en la BBC:

Sin embargo, ello no debe impedir que se les exija que actúen con la mayor diligencia y compromiso en la defensa de los menores para detectar estos supuestos de utilización de mano de obra infantil y esclava y garantizar que los productos que venden en nuestro país estén fabricados en condiciones justas y, por supuesto, sin utilización de menores.

Sin perjuicio de remitirnos a los datos que se ponen de manifiesto en el documental citado, sirva este artículo para denunciar una situación absolutamente inadmisible y para reclamar un mayor compromiso de consumidores y autoridades para su erradicación.

Puede ser que el final de la guerra siria no esté en nuestras manos. Tampoco acabar con el injusto éxodo de sus ciudadanos hacia los campos de refugiados. Pero, sin duda, la decisión de adquirir o no un vaquero u otra prenda en cuya elaboración se haya empleado a menores, en este caso, refugiados sirios nos corresponde sólo a nosotros.

Ejercitemos esa libertad con responsabilidad. Esas pequeñas decisiones no son irrelevantes. Esos pequeños gestos pueden contribuir a que las multinacionales conviertan en una prioridad efectiva el garantizar que las materias primas y los productos que ponen en el mercado se hayan producido en condiciones dignas.

Cada uno de nosotros puede contribuir, al ejercer su poder como consumidor, a que la protección de la infancia, particularmente, de la que vive en condiciones de vida de mayor vulnerabilidad y privación de derechos, sea un principio no sólo teórico.

A nosotros nos corresponde que ese principio no se deje a un lado cuando se trata de obtener un beneficio económico a cualquier precio o de satisfacer nuestro consumismo.

Y podemos contribuir, también, a dar a conocer y denunciar la inhumanidad de las condiciones en las que sobreviven, sólo desde el punto de vista estrictamente físico, pero sin perspectivas de una vida digna y auténticamente humana, los refugiados sirios, dos millones y medio de los cuales son niños, obligados a abandonar su hogar y su país para encaminarse hacia la supervivencia, estrictamente física, en algún campo de refugiados, pues su derecho a una vida digna en la que desarrollarse, plenamente, como personas se les niega injustamente.



domingo, 16 de abril de 2017

DÍA MUNDIAL CONTRA LA ESCLAVITUD INFANTIL:



IQBAL MASIH, + PAKISTAN 1995; UZMA BIBI, +  PAKISTAN 2019

Desgraciadamente, hoy, 16 de Abril de 2019, no escribimos este artículo como un homenaje póstumo a Iqbal Masih, el héroe paquistaní vendido por su padre, en 1.987, con sólo 4 años de edad, a un fabricante de alfombras del Punjab, con el propósito de saldar la deuda derivada de un préstamo contraído para pagar la boda de su hermano, sometido, desde entonces, a una vida de esclavo, obligado a trabajar, encadenado al telar, durante más de 12 horas diarias, víctima de maltrato físico, desnutrido, sin asistencia médica ni condiciones higiénicas de ninguna clase.


El héroe paquistaní a quien, esas condiciones de vida, no le doblegaron y que, con sólo 10 años, escapó de su patrón, apoyado por el sindicato “Frente de liberación de los ladrillos”, desarrollando, desde entonces, una campaña de denuncia internacional sobre las condiciones de vida de millones de niñ@s como él y a quien, el 16 de Abril de 1.995, sicarios contratados por la mafia de los fabricantes de alfombras, asesinaron cuando iba en bicicleta hacia su casa.

Desgraciadamente, este artículo, hoy, día 16 de Abril de 2019, responde a la necesidad, lamentablemente, más urgente que nunca, de reivindicar la asunción por parte de tod@s, ciudadanos, autoridades, consumidores, empresas, organizaciones y tribunales internacionales de asumir nuestra obligación de reivindicar la erradicación de esta lacra, la condena de sus responsables, la implantación de legislaciones que establezcan sanciones ejemplares, penales y administrativas, para quienes empleen directamente o se beneficien, de forma indirecta, de la utilización de “mano de obra” infantil, así como la liberación y recuperación de sus víctimas.

Y es que, hoy, 16 de Abril de 2019, los elocuentes datos facilitados, año a año, por ejemplo, por UNICEF, según los cuales 168 millones de niños y niñas de entre 5 y 14 años son explotados y maltratados, cada día, en jornadas de hasta 15 horas diarias de trabajo en las que apenas ven la luz del sol, cifra que la Organización Internacional del Trabajo eleva hasta 215 millones, cobran una dramática actualidad, como consecuencia del asesinato, el pasado mes de Enero, de otra niña, también pakistaní, de 16 años, llamada Uzma Bibi.


En efecto, Uzma Bibi fue asesinada en Lahore, tras una brutal paliza. La joven venía siendo explotada, desde hacía 9 meses, por quienes, finalmente, se convirtieron en sus asesinos, en los trabajos domésticos, viviendo como una auténtica esclava, alimentada una sola vez al día, sometida a maltrato físico y psíquico, reducida a los huesos, golpeada de forma continua y obligada a dormir en el suelo del baño y abonándole, por su “trabajo” 4.000 rupias, poco más de 25 euros. Cuando sus padres iban a verla o preguntaban por ella, sus patrones la mantenían oculta.

Las investigaciones han permitido averiguar que sus asesinos, esto es, su rico patrón y su esposa, trataron, tras la paliza que le propinaron con un utensilio de cocina, de hacer que Uzma recuperase el conocimiento con descargas eléctricas rudimentarias, utilizando cables de la luz, arrojándola a un canal tras comprobar que estaba muerta.

En la actualidad, 8,5 de niños menores de edad trabajan como empleados domésticos en Pakistán.

Pues bien, desde este blog os animamos a que el testimonio de las vidas y de los asesinatos que provocaron la muerte de Iqubal Masih, con 12 años, y Uzma Bibi, con 16, no resulten inútiles.

Ojalá entre todos tengamos la decisión y las iniciativas para lograr que el conocimiento de la realidad diaria, dramática y desesperada de millones de niñ@s, consigan transformar el dolor y la indignación que nos provocan en acciones concretas que den lugar a la concienciación y el compromiso efectivo de la sociedad con su erradicación, así como a reclamar, de forma urgente, a los representantes políticos y sindicales que, dejando a un lado sus intereses particulares, conviertan la desaparición de la esclavitud infantil en una prioridad real, asumiendo su responsabilidad de proteger y garantizar la vida digna de todos los niños y niñas, tal y como, hace ya 24 años, les reclamó Iqbal Masih. Como, en este 2019, reclama el padre de Uzma Bibi.