miércoles, 25 de abril de 2018

LOS PRODUCTOS ELABORADOS CON MANO DE OBRA INFANTIL DEBEN SER PROHIBIDOS COMO LA DROGA

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Esta contundente afirmación fue realizada por Eshan Ullah Khan, fundador del Frente de Liberación del Trabajo Forzado en Pakistán, ayer en Burgos, en el curso de los actos protagonizados por su parte, en la Universidad y en el Centro Cultural de San Agustín, con motivo de la conmemoración del Día contra la Esclavitud Infantil, organizados por la plataforma Dignitex.


A lo largo de la jornada, quien fuera el liberador de Iqbal Mashib, insistió en la idea de que los gobiernos deberían exigir a las grandes multinacionales textiles un certificado que acredite que los artículos de ropa vendidos en sus establecimientos han sido producidos sin emplear mano de obra infantil, ni en la obtención de la materia prima ni en su elaboración.Si estas grandes multinacionales no cumplen esta condición, no se les debe permitir su venta.

Entre tanto, Ullah Khan nos recordó nuestro papel decisivo como consumidores, pues a nosotros corresponde exigir a estas grandes multinacionales que faciliten información sobre los procesos de producción de sus proveedores y empresas subcontratadas, así como exigirles la certificación de la no utilización de mano de obra infantil en su producción y, en el caso de que tal información no sea facilitada o se demuestre falsa, debemos rechazar la adquisición de sus productos.

Porque, como afirmó, "children are children" y deben ser protegidos siempre, en todo caso, con independencia de su país de nacimiento, raza o religión.

Igualmente importante resultó la calificación de este proceso de esclavización como un proceso global, pues es fomentado por las multinacionales, mediante la influencia en los procesos de elección de gobiernos o perpetuación en el poder de autoridades muy permisivas con la violación de los derechos humanos, en particular, respecto de la explotación laboral de familias completas, sin que los Estados occidentales ni las organizaciones sindicales de los mismos reclamen la observancia de la legislación internacional de forma decidida y prioritaria, a pesar de los niveles de desempleo existentes en los países de nuestro entorno, propiciados, en una importante medida, por los procesos de deslocalización que permiten a las grandes multinacionales minimizar sus costes, y, consecuentemente, maximizar sus beneficios, mediante la reducción del coste salarial a través del empleo de mujeres y niños en condiciones de esclavitud.

En todo caso, cabe destacar el tono siempre positivo de Eshan Ullah Khan, quien resaltó la importancia de que esta lucha por la erradicación de la esclavitud infantil se haga "desde abajo" y de forma pacífica. Y ello pese a los reiterados atentados y campañas de difamación de los que ha sido víctima y que le han llevado a su exilio de su país natal, Pakistán, que se prolonga ya más de 30 años.

Por último, destacar que, como él mismo afirmó en sus intervenciones, la mafia de las alfombras acabó con la vida de Iqbal Masih pero no ha podido destruir el testimonio de su vida y su compromiso por la lucha contra la esclavitud infantil, testimonio que se actualiza cada vez que nosotros mismos nos comprometemos con la denuncia de esta lacra y realizamos actos, pequeños, pero decisivos, para que el dinero que decidimos invertir en la adquisición de un producto no dé lugar a nuevas víctimas de la esclavitud textil.

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