jueves, 9 de noviembre de 2017

EX - NIÑOS SOLDADO; LA REINSERCION ES POSIBLE

En anteriores entradas del blog hemos analizado la problemática de los menores utilizados como soldados en conflictos armados. En esta ocasión presentamos el testimonio de dos ex niños soldados; Joseph Duo y Morris Matadi, que fueron forzados, junto con muchos otros menores, a combatir en la guerra civil que asoló Liberia durante catorce años. Esta guerra terminó con la vida de más de 250.000 personas y obligó al desplazamiento de más de dos millones. Pero en esta ocasión no hablaremos de niños soldados sino de adultos que una vez fueron niños soldado. No es fácil acceder a información y testimonios reales de antiguos combatientes en su infancia o adolescencia.

Joseph Duo protagonizó una de las icónicas imágenes del conflicto de Liberia, al ser inmortalizado por el fotógrafo Chris Hondros en Monrovia, en un gesto muy significativo (la fotografía refleja a Joseph tras haber descargado su lanzagranadas). En aquel momento la guerra estaba a punto de terminar, pero a Joseph Duo ya le había cercenado su juventud. Fue reclutado a los 14 años por el NPFL (National Patriotic Front of Liberia), bajo las órdenes de Míster Charles Ghankay Taylor, que cumple una condena de 50 años por crímenes de guerra. 


La fotografía de Joseph Duo tomada por Chris Hondros

Gracias a un reciente artículo publicado por El País, conocemos ahora con detalle la historia de Joseph. Su familia huía de Monrovia cuando les interceptaron y así se convirtió en uno de los más de 40.000 niños soldado que participaron en el conflicto. Según, Morris Matadi, otro ex niño soldado, “la cifra es mucho mayor, somos más de 100.000”.

En 2012, años después de haber terminado el conflicto armado, Joseph Duo recuperó su vida, licenciándose en Justicia Criminal y Sociología y convirtiéndose en la viva prueba de que la trasformación, la reinserción, es posible.  

El pasado diez de octubre de 2017 incluso se presentó como candidato en unas elecciones de su país, para representante de su distrito. La prioridad en su candidatura ha sido la educación: “No puedo cambiar el país, pero si mi distrito, afirma”. Y con una campaña con duros cuestionamientos al establishment político por corrupción y por no cumplir sus promesas. Las elecciones no han satisfecho sus expectativas; no ha ganado el cargo de diputado de su distrito al que se presentaba. Lo atribuye al “problema de siempre, los amiguismos”, pero asegura que no se quejará, “porque no quiero violencia”.

Joseph comenta en una entrevista; “Todavía hay una guerra en este país, pero no es una guerra con armas de fuego… Es una guerra económica basada en los privilegios”. Y es que en los últimos años, el parlamento de Liberia ha estado sumido en varios escándalos de corrupción, con algunos de sus legisladores acusados de aceptar sobornos a cambio de votar acuerdos que comprometían los recursos naturales del país. Los salarios de los legisladores liberianos se encuentran entre los más altos del continente, pero el país sigue siendo uno de los más pobres.

Por otro lado, Morris Matadi fue reclutado a los 11 años, después de que degollaran a su padre y mataran a sus hermanos, entrando a formar parte del mismo grupo de Charles Taylor. “¿Sabes qué es que te arranquen todo el mundo a tu alrededor? ¿Sentir que no sabes cómo seguir adelante?”, comenta.

Un general me dio un arma. “La única familia que tenía entonces era aquel AK-47. Era muy valioso para mí, porque era todo lo que tenía”. Morris sabe bien cuáles son las consecuencias de todo lo que le tocó vivir: “después de la guerra nos reconocían y nos daban palizas. Nos apartaron. Solo había un lugar para nosotros: el gueto, y allí nos peleábamos entre nosotros, por haber estado en distintos grupos armados”. 

Pero como Joseph Duo, Morris Matadi logró salir de esa situación y creo junto con otros excombatientes la organización Initiative for the Development of Former Child Soldiers (IDEFOCS) ,que busca y ayuda a los adultos traumatizados por su infancia y castigados al destierro social después de la guerra. Morris cree que el desarme y la formación sirven de poco si los exsoldados se quedan al margen de la sociedad. “El programa gubernamental de Desarme, Rehabilitación y Reintegración ha sido un fracaso” y el resultado “es el fenómeno de los zogos” - criminales callejeros que viven en las barriadas llenas de basura en la periferia de Monrovia y en otras zonas de marginación y que, cada vez más, “bajan a la ciudad a robar para poder comer y pagarse las drogas”.

Imagen de campaña llevada a cabo por IDEFOCS en el gueto.

IDEFOCS nació en Ghana entre peleas y palizas. “Éramos miles de refugiados liberianos en Ghana, pero incluso allí nos apartaron a los guetos”. Morris había dejado las armas antes que terminara el conflicto. “Lo planeé. Ahorré dinero. Hasta que un día dejé el uniforme, el arma, y subí a un taxi rumbo a Ghana. Quería volver a estudiar, quería estar a salvo”. Pero se encontró de nuevo al margen, “éramos 100% vulnerables”, carne de cañón y cuando, en 2002, “el gobierno marfileño vino para intentar re-reclutarnos, saltaron todas las alarmas”. La guerra acababa de empezar en la vecina Costa de Marfil y los jóvenes apartados como nuestros protagonistas podían ser útiles.

Pero con estas circunstancias, en lugar de volver a participar en una guerra, optaron por crear IDEFOCS. Y ha sido un éxito hasta el momento, ya que 4.000 excombatientes se han rehabilitado gracias a esta organización desde y Morris les acompaña para que puedan tener un negocio y no recaer.

Tatuados por la guerra, estos dos ex niños soldados miran ahora a su país con preocupación. Morris se adentra en las barriadas para identificar a ex-combatientes, convertidos ahora en criminales y enganchados a las drogas y Joseph está convencido de que el 96% de analfabetización en su distrito representa un auténtico polvorín. “Sé qué significa destruir a tu país; sé muy bien qué significa crear violencia”, suspira. “Si después de la guerra no hubiera ido a la escuela, mi mentalidad sería muy distinta. Podrían darme órdenes”. Pero, “las reclamaciones de la gente hoy, son las mismas que hace décadas. Piden, exigen, necesitan un cambio”. Estos dos casos son excepciones. “Solo un 15% hemos salido de ésta”, dice Joseph. “Los políticos no quieren que los zogos cambien. Quieren que se queden en las chabolas, porque si pierden el poder pueden usarlos para crear el caos en este país"

No hay comentarios:

Publicar un comentario