domingo, 15 de mayo de 2016

Minerales de guerra

"Minerales de guerra". Este es el título que tomamos prestado de un interesante documental de RTVE para esta entrada. En ella vamos a hablar de la problemática de los minerales tan importantes para la sociedad actual, repleta de dispositivos electrónicos (ordenadores, smartphones, smart TVs, etc...), y que tanto daño provocan a los países que disponen de ellos.

Podría pensarse que el poseer en el subsuelo grandes cantidades de estos materiales tan necesarios hoy en día convertiría en rico a cualquier país del mundo. No es así para los países que no están en Europa o Norteamérica. Tal es el caso de la República Democrática del Congo, país protagonista del documental antes mencionado y que cuenta con una de las principales reservas de coltán, sobre las que ya hemos hablado en entradas anteriores de este blog.

En esta ocasión, nos hacemos eco de una campaña que lanza Amnistía Internacional en la que se indica que la República Democrática del Congol es muy rica en recursos no sólo por el coltán, sino porque la mitad del cobalto del mundo procede de sus minas.



Esta campaña, titulada "¿HAY TRABAJO INFANTIL DETRÁS DE LOS DISPOSITIVOS DE APPLE?", denuncia que los mineros que extraen este cobalto (incluyendo tanto adultos como niños), trabajan en túneles de más de 30 metros de profundidad sin ningún tipo de seguridad y sin apenas aire. el dato que arroja Amnistía Internacional es de que 40.000 niños y niñas, de entre 7 y 15 años, trabajan en la minería en este sector. Otro dato escalofriante, que nos da una idea de las peligrosas condiciones en las que trabajan, es que se calcula que al menos 80 mineros murieron el año pasado sacando cobalto, pero podrían ser muchos más porque las estadísticas no son fiables.

También se presentan algunos testimonios como el de Paul, de 14 años, quien indica lo siguiente: “Pasaba a menudo 24 horas abajo, en los túneles de la mina. Llegaba por la mañana y me iba a la mañana siguiente.” También se presenta el caso de Mathy, de 12 años, que presenta además las circunstancias en que los menores intentan practicar la minería donde no está permitido: “Los guardias de seguridad nos pidieron dinero, pero no teníamos... Ellos cogieron a mi amigo y le empujaron a un tanque que tenía gasóleo. Lloré. Yo tenía miedo, conseguí correr, escapar y esconderme, pero vi lo que pasó”.

Este trabajo, como ya hemos puesto en evidencia para otras situaciones, no contribuye a generar riqueza ya que los salarios oscilan entre 1 y 2 dólares diarios, con lo que estos trabajadores no tienen opciones de salir del círculo de la pobreza, pese al gran esfuerzo que supone (jornadas interminables, acarrear pesos que en ocasiones superan el propio peso del menor que lo transporta, etc.).

Además, la minería artesanal expone a los niños y niñas al abuso físico, la explotación sexual y la violencia. Son tan escasas las zonas habilitadas por el gobierno para los mineros artesanales que los niños intentan trabajar en las zonas controladas por las empresas mineras.

Una vez más, si analizamos con detalle toda la cadena, nos damos cuenta de que en el otro extremo estamos nosotros; consumidores de los países desarrollados. Como se indica en esta campaña, el cobalto extraído por niños se compra y se vende sin que empresas como Apple se pregunten cómo, dónde y en qué condiciones se extrae. No investigar la cadena de suministro es una vergüenza empresarial.

Por eso animamos a unirse a esta denuncia, firmando y de esta manera hacer llegar a los responsables de esta compañía (más concretamente a Tim Cook, Director Ejecutivo de Apple) nuestro profundo rechazo a la esclavitud infantil. También se exige que investiguen su cadena de suministro para eliminar los atropellos a los derechos humanos y reparar el daño causado.

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